13 de mayo de 2012

CAROLINA AGUIRRE MISS ECUADOR 2012, LA MISS Y SU MAMI MAS JUNTAS QUE NUNCA






Texto: Lorena León Velásquez. Fotos: Victor Álvarez. Producción: Mafer Maldonado

Miss Ecuador 2012, Carolina Aguirre, y su mamá, Mariel Córdoba, viven una de las mejores etapas en cuanto a la relación madre e hija. Son muy comunicativas y comparten varias aficiones. La que más se destaca... ¡el canto!

Llegó el Día de Mamá, fecha en que se permite que hijos “chochísimos” o no demuestren de la forma que ellos prefieran el amor y cariño que se le debe profesar a uno de los seres que agotan las cualidades positivas.

Seres que siempre verán a su creación como lo máximo de su vida… Seres que tal vez comparen los ojos de su niña con “ojitos de luna y de semilla”, o su pelo ondulado con el “trigo, girasol, bronce amarillo…”.

Este es el caso de la artista argentina Mariel Córdoba, madre de Carolina Aguirre, Miss Ecuador 2012, quien escribió los versos que leyó en el párrafo anterior y otros más que conforman el poema Carolina, publicado en su libro Cuando vuelvan las golondrinas en el 2007.

Mariel y Carolina, de 19 años, se parecen muchísimo: son figuras públicas, apasionadas por la música, disciplinadas y que saben con certeza que cuentan la una con la otra en todo momento.

Un ejemplo de esto es lo complementadas que estaban en esta entrevista, llegando a la prematura conclusión de que Carolina ve a su madre como el máximo ejemplo a seguir, mientras que Mariel no tiene cómo expresar aún lo orgullosa que se siente de su “Carito Miss Ecuador”.

¡Es una niña!
Cuando Mariel se enteró que estaba embarazada, le daba igual tener un niño o niña. Pero cuando le confirmaron que iba a tener una mujercita, se embargó de una felicidad, en ese momento, inexplicable.

“Cuando supe de mi embarazo, me dio mucha, pero mucha alegría. Tanto así que al salir de la cita con el doctor me topé con una persona conocida, la abracé y le dije con euforia que iba a tener una niña”, recuerda con emoción esta mamá.

El embarazo de Mariel fue delicado, Carolina nació sietemesina. Y tres meses después ya tenía el peso adecuado por “el amor y cuidados de mami”, enfatiza Córdoba.

De ahí en adelante fue una pequeña sana, tranquila, soñadora, que regularmente se creía princesita, pero una que no se parecía en nada a ella. Soñaba con ser Pocahontas (personaje principal de la película que lleva el mismo nombre, producida por Walt Disney).

“Me decían: ¿No quieres ser la Bella Durmiente? Yo decía no, quiero ser Pocahontas. Me encantaba la libertad que tenía, amaba su pelo lacio negro. Yo era churona, rubia, pero me encantaba ese cabello. Siempre le preguntaba a mi papi si me parecía a ella y él me estiraba los churitos y me decía: ‘Claro, mijita, claro’. Yo con eso era feliz”, cuenta entre risas Carolina.

Además, Mariel recuerda que Caro (así le dicen de cariño en su familia) desde pequeña quería ser artista, ya que le encantaba que se la presentara como tal cuando llegaban visitas a su casa.

La artista argentina también comenta que a su hija “se le despertó el oído musical desde muy temprano y tenía muchas aptitudes para la danza”. Por ello la inscribieron en clases de canto, baile y modelaje con reconocidos profesionales del medio.

Eso sí, Córdoba dice que nunca la obligó a nada, tanto así que a Carolina le gustaba estar presente en sus ensayos y presentaciones.

“Nunca decía qué aburrido ir a los ensayos, más bien hacía mi bolsito con mis juguetes y la acompañaba, y pasaba todo el tiempo feliz escuchándola. Me encantaba imitarla como cantaba con ese acento argentino que tiene”, cuenta la Miss Ecuador.

Pero así como la mamá la dejaba ir a sus presentaciones, también la obligaba de la mejor manera a que realizara las actividades estudiantiles que tenía que cumplir.

“Para mí la disciplina juega una tarea muy importante en la crianza de los hijos. No le exigía veintes, pero tampoco quería notas menores a 18. Yo sabía que ella podía dar más”, sostiene Mariel.

A medida que pasó el tiempo, Carolina creció y también el número de permisos que solicitaba. Todos eran aceptados, siempre y cuando fueran los fines de semana.

“La he cuidado mucho. Mi filosofía es que a los chicos hay que quererlos, cuidarnos, amarlos sobre todas las cosas; pero es nuestra obligación como padres que sean obedientes a una regla. Eso sí, siempre tengo presente a Dios, quien finalmente los protege de todo lo malo”, expresó Córdoba.

Su papá Diego Aguirre también estuvo presente en su educación y desarrollo, pero desde fuera de casa, ya que se divorció de Mariel cuando Caro estaba pequeña.

La Miss Ecuador tiene tres hermanos, uno por parte de mamá y papá y dos por parte de padre; y aunque para ella el divorcio fue una situación difícil, contó con todo el apoyo de sus padres, quienes crearon un “muro de contención” para siempre ayudar a sus hijos en las necesidades que se les presentaran en la vida.

“Tuve la suerte de que mis padres me hablaran. Me explicaron que esta situación del divorcio no iba a reducir el amor que sentían hacia nosotros ni el tiempo que íbamos a compartir. Enseguida supimos adaptarnos”, sostiene Carolina.

“Lo más difícil de un divorcio es consentir a los hijos para compensarlos por esta situación que tienen que atravesar, pero es aquí cuando más se tiene que tener disciplina, orden. Ellos saben que el amor no cambia, porque seremos papás de Caro toda la vida”, agregó su mamá.

“Tuve la suerte de que mis padres me hablaran. Me explicaron que esta situación del divorcio no iba a reducir el amor que sentían hacia nosotros ni el tiempo que íbamos a compartir...”, Carolina Aguirre.

Mundo artístico
Carolina siempre se sintió artista, ella sabía que en el futuro se dedicaría a esto. Y poco a poco lo demostró. Por ejemplo, estaba dispuesta a participar en cualquier actividad que realizaba su colegio o las academias a las que asistía, especialmente las de canto.

“La primera vez que me presenté ante un público fue en el colegio cuando tenía 11 años. Habían organizado una tarima, canté Skateboard, de Avril Lavigne. Me disfracé de ella. Era la primera vez que me alisaba el cabello, me sentí espectacular cuando escuchaba cómo mis amigos coreaban la canción”, expresó Carolina.

Mientras tanto, Mariel estaba entre el público aplaudiendo la participación de su hija. “Debo confesar que nunca me perdí ninguna de sus presentaciones. Incluso cuando estaba de participante en el Miss Ecuador, en los recorridos a las provincias siempre estuve al lado de ella para darle los mejores consejos y asesoría”.

Pero pese a que Carolina siempre le llamó la atención este mundo, no se considera una mujer excesivamente preocupada del qué dirán o su apariencia, es más bien sencilla, tanto así que cuando le comentó a su mamá que quería participar en Miss Ecuador, ella le preguntó si estaría dispuesta a enfrentarse “al ojo público” de manera constante.

“Cuando supe de mi embarazo, me dio mucha, pero mucha alegría. Tanto así que... al salir de la cita con el doctor me topé con una persona conocida, la abracé y le dije con euforia que iba a tener una niña”, Mariel Córdoba

La Miss Ecuador
En el 2004 fue el primer año que Carolina vio el concurso y le gustó. Se dio cuenta de que este iba acompañado de trabajo social, pero aún no se decidía en participar porque estaba enfocada a terminar sus estudios de Periodismo en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES) de Guayaquil.

Así que en su cabeza surgieron muchas interrogantes que fueron comentadas a Mariel y esta le hizo ver que era una decisión que solo ella podía tomar.

“Como madre le pregunté si estaba decidida. Esto no se trata solo de posar, hay que hacer labor social, tiene que compartir con mucha gente. Además iba a tener que madurar de golpe, porque se enfrentaría a un gran reto. También le referí que los estudios podían esperar, porque es buena alumna; pero el Miss Ecuador era ahora y le estaba golpeando la puerta… así que ella tenía que decidir”, dijo Mariel.

Y así fue, Carolina se decidió a participar. Esta decisión se la comunicó al papá, quien no estaba contento con esta noticia, pero al final ella lo terminó convenciendo.

“Mi papi no niega que al principio no quería saber nada, pensar que su hijita iba a desfilar en traje de baño o contemplar la posibilidad de que su hija podía perder, no podía vivir con eso. Al final le dije que lo único que me importaba era participar”, contó Carolina.

El pasado 16 de marzo, Caro fue elegida Miss Ecuador; Mariel recuerda que por poco se desmaya, pero alguien de la organización la apoyó y la llevó hacia la nueva reina para que la felicitara.

Carolina además obtuvo dos títulos adicionales: fue elegida Miss Agua Cielo y Rostro Yanbal.

Sobre este último título, Guido Bravo, miembro del departamento de Comunicaciones de esta marca de belleza, recalca que se fijan mucho en que la nueva Miss Ecuador no solo tenga un rostro hermoso y cuidado, sino que transmita carisma, simpatía y personalidad.

Y eso es lo que en realidad quería proyectar esta joven que además de representar la belleza de las mujeres del país quiere ser una periodista especializada en prensa escrita.

“Me encanta escribir, al igual que a mi mami; a ella más poesía, a mí más crónicas. Así que espero ejercer esta pasión lo más pronto posible, al igual que el canto, que es algo que llevo en mis venas”, sostuvo Carolina.

Día de mami
Y así como las une muchas pasiones antes citadas, hay una cosa que no paran de hacer durante todo el día: conversar y hablar de sus experiencias. “Todo el día, desde que nos vemos, conversamos… siempre tenemos algo que contarnos, nunca terminamos un tema”, dijo Caro.

“Mi hija es mi compañera, me escucha y yo a ella. Siempre me pide opinión sobre las cosas de la vida porque sabe que no le voy a mentir y siempre voy a hablarle con la verdad”, agregó Mariel.

“Mi mami ha sido siempre muy abierta conmigo y yo con ella. Por ejemplo, sabe que tengo novio, lo conoce y se lleva muy bien con él”, aseveró Carolina.

Es decir, para ellas el Día de la Madre se festeja casi, casi todos los días. Aunque en esa fecha en particular Mariel no cocina, se la llevan a comer fuera y le dan algún presente.

Y sobre todo pasan, como dice Mariel, apapachándose. “Mi Caro es cariñosa, se hace querer de las personas que...”. Carolina interrumpe, se queda mirando a la mamá y le dice: “Ay, mami, me vas a hacer llorar, pero es que a alguien tuve que haber salido, ¿verdad?”.

Suministrado de http://www.larevista.ec/comunidad/cuerpo-y-alma/arte-y-amor-la-dupleta-familiar

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